Operación Bikini...¿sí o no?
10 de mayo
Paula Castillo nos cuenta desde su propia experiencia como fue luchar contra la anorexia y la bulimia.
El 8 de mayo, tuvimos nuestra última charla del curso, en esta ocasión con motivo de las peligrosas dietas “milagro” que se convierten en una obsesión, pudiendo generar problemas alimenticios más graves.
Desde su propia experiencia personal, Paula Castillo, vino a relatarnos como lo que comenzó con una simple dieta para perder algo de peso, se pasó a una obsesión sin control.
Nos contó como recordaba esa sensación de poder que le había ofrecido el perder peso y la excitación que le generaba cada vez que decidía no comer o devolver lo que había comido. Esto le llevó a querer más y más, hasta que tocó fondo y se dio cuenta que ya no podía más y que su salud se estaba viendo cada vez más perjudicada.
Tenía problemas para relacionarse, cada vez su carácter estaba más agrio y se había convertido en una experta en contar mentiras. Pero cuando vio que ya no podía más acudió a su madre y le pidió ayuda, fue entonces cuando fue ingresada en el Centro ABB, su lugar de salvación y donde conoció a su ejército de luchadoras.
Ella es una superviviente y una luchadora nata, pero también nos contó el caso de una amiga que no lo superó y que desde ese momento, en homenaje y en memoria de ella se prometió que saldría de aquel infierno y que contaría su historia para concienciar a la gente, para aportar luz cuando se está en la oscuridad más profunda. Nos advirtió que detrás de todo esto no hay una llamada de atención, que es lo que suele pensar la sociedad con respecto a los trastornos alimenticios, sino que hay algo más profundo y que se escapa de nosotros mismos.
Tras el visionado de un corto con un relato escrito por ella misma, pasamos al turno de preguntas, pero hay momentos en que las preguntas no caben sino la propia reflexión de todo lo que había contado y la realidad de lo cruel que puede ser nuestra mente frente a un espejo, frente al comentario del que no sabe cómo pueden afectar sus palabras, ante unos cánones de belleza marcados por la sociedad y a veces, por el insignificante amor hacia nuestro propio cuerpo.